Localización:
El territorio delimitado por los ríos Copiapó, por el norte, y Choapa, por el sur, zona conocida como norte chico, fue el lugar que habitaron históricamente los diaguitas chilenos. Actualmente numerosas personas y familias de Copiapó y Huasco y de algunas localidades de los valles de Elqui y Limarí se identifican y son reconocidos como descendientes diaguita.
La Cultura Molle la constituían pastores, agricultores, aldeanos, metalurgistas y ceramistas. El contacto con nuevas poblaciones provenientes del altiplano y de la selva amazónica permitió que estos grupos accedieran a novedosas tecnologías, posibilitando el surgimiento de una cultura que se estableció desde Copiapó hasta el Choapa; en aldeas, valles, quebradas, interfluvios y también en la costa, aunque en menor grado. El arqueólogo Francisco Cornely la llamó El Molle. El pueblo Diaguita tenía estrechas similitudes con las culturas del noroeste argentino y destacó por introducir en la región el tembetá — adorno labial de piedra de procedencia selvática—, además de pipas de piedra, arte rupestre y cerámica, siendo esta última “el elemento más atractivo y más definitorio”. Era mayoritariamente monocroma (de un solo color), tenía formas excepcionales y finas terminaciones. En la actualidad, la actividad productiva de los valles está centrada en la producción de uva pisquera y uva de mesa de exportación. Quienes se reconocen como diaguitas en las regiones de Atacama y Coquimbo realizan diversas actividades buscando acercarse a sus antepasados, hay mujeres Diaguita que destacan por ser poseedoras de un saber ancestral sobre hierbas medicinales, atención de parto, cocina y construcción de chozas antiguas.